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Seguro que alguna vez en algún espacio público o en casa habéis vivido en primera persona alguna escena del tipo, niño tirándose por el suelo, gritando o llorando inconsolable, con pataletas, o todo a la vez mientras la madre, el padre o ambos, desesperados están justo en el límite de la desesperación, a punto de perder los nervios, pero aguanto el tipo aún sabiendo la situación límite que están viviendo, y la sensación de estar formando un espectáculo delante de la gente sin saber gestionar la situación. 

La situación que os hemos relatado, como ya seguro habéis identificado son las típicas rabietas infantiles que de tanto en tanto  los niños, normalmente de entre 2 y 4 años experimentan y que seguramente tanto por los niños y los padres se hace difícil de gestionar. 

Cuando ocurren las rabietas infantiles?

Las típicas situaciones que pueden hacer desembocar en rabieta infantil es cuando el niño/a tiene el deseo de hacer o de querer una cosa i se encuentra con la  negativa del padre o de la madre. Ya sea porque quiere ver aquellos dibujos en la tele antes de vestirse para ir al cole, no le apetece comer el plato que le ponemos para cenar, cuando pasamos por alguna tienda y quiere aquel objeto o gominola que no está dispuesto a dejar escapar, cuando desea quedarse jugando en el parque….

Porque ocurren las rabietas infantiles?

Las rabietas no son más que una forma de expresar una forma de ser del niño de entre 2 y 4 años. Aquello que le gusta y lo que no, aquello que quiere hacer y aquello que no.  Es una forma de demostrar que comienza a ser autónomo y que puede mostrar sus sugerencias. Las rabietas infantiles ocurren precisamente cuando, las preferencia del niño/a entran en «conflicto» con las preferencias, decisiones o normas de los padres. En este momento es cuando genera la tensión, porque el niño, en su dimensión, necesita que se le explique porqué no entiende por que motivo no puede hacer aquello que le viene bien hacer o comer en aquel momento y por contra ha de hacer aquello que los padres dicen. 

Como hemos de actuar delante de una rabieta infantil?

Las rabietas infantiles no són más que la respuesta a la frustración que sienten porqué no saben expresar ni comunicar de ninguna otra manera su enojo sobre aquello que está pasando. 

Tenemos que tener en cuenta que el niño/a es una «personita» con sus gustos, opiniones y preferencias, y que hemos de respetarlo siempre. Es lo más importante, mirar de comprenderlo, nunca reírnos ni menospreciar su opinión. Con esto no queremos decir en absoluto que cedamos o que hagamos aquello que nos pide, todo lo contrario.

Nunca perder los papeles y ponernos a gritarle, eso no haría más que empeorar las cosas. Hemos de intentar comprender que la rabieta de nuestro hijo/a no la podemos ignorar y por tanto necesita de nuestra comprensión y apoyo.

Lo primero que tenemos que hacer es ayudarlo a que se calme. Si hace falta dejaremos que se calme, bajando a la altura de sus ojos y advirtiéndole que solo podremos hablar cuando se calme. Esto también os permitirá coger distancia y no alterarte y que la situación no se descontrole. 

Una vez el niño se haya calmado es el momento de comentar la situación preguntarle porque se ha puesto así y explicarle los motivos por los que no se podía hacer o comprar tal cosa. Así mismo, podéis negociar proponiéndole otras alternativas o explicando porqué motivo no era aconsejable o no se podía hacer aquello que él quería hacer en ese momento, posponiéndolo para un momento más idoneo. 

En ningún caso, hemos de dejar que el niño se quede con el enojo, o ponernos a su altura (somos los adultos), ni tan solo decirles las frases tan típicas como explosivas: «He dicho que no y punto». A nadie nos gusta que no nos permitan ni expresar aquello que pensamos y menos aún que se nos imponga sin explicaciones las cosas, sobretodo porque obtenemos un resultado totalmente contrario a aquello que queremos que suceda y porque acrecienta en el niño la frustración.

Como adultos debemos adelantarnos a la situación, si ja preveemos que aquello que le pediremos o que nuestra respuesta causará enojo al niño/a, y por tanto la consecuencia será una rabieta hemos de intentar comunicar de la forma más razonable posible para que entiendan como funcionan las negociaciones y que siempre se tiene en cuenta siempre su opinión y mirar de negociar. 

Poner límites a nuestros hijos es muy importante sobretodo por su propio desarrollo. Porque de adultos sabrán gestionar adecuadamente su frustración. 

Si creéis que vuestro hijo puede tener una dificultad en la aprehensión de los límites y responde de forma inadecuada, desafiantes y desobediente de forma excesiva podéis consultar con la psicóloga infantil de Psicoinfancia para que mediante el establecimiento de pautas podáis resolver el problema o ayudaros a gestionarlo mejor.